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La esperanza no avergüenza... Hay ESPERANZA en Dios!

Durante mi meditación de la mañana, Dios ministró a mi espíritu: “No pierdas la esperanza, no desmayes pues estoy contigo.” Amados, si algo no debemos jamás perder, es la esperanza, porque la esperanza no avergüenza. ¿Porqué? Porque se basa en su amor!

"3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado." (Romanos 5:3-5) Aun en medio de esta tumultuosa campaña política, en medio de la presente incertidumbre social e inestabilidad mundial; HAY ESPERANZA por causa de SU AMOR!

A través de la historia del hombre, por causa del pecado, siempre ha habido diferencias de opiniones, conflictos, guerras físicas, guerras económicas, guerras sociales, enfermedades, plagas, guerras teológicas, guerras filosóficas, etc. No solo la historia está llena de esos ejemplos, pero aun la Escritura nos revela la complejidad de las consecuencias del pecado del hombre y los conflictos que ese pecado ha generado no solo interiormente, sino exteriormente para con el otro ser humano. El apóstol Santiago nos revela algo de eso:

“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos (conflictos) entre ustedes? ¿No es de sus pasiones, las cuales combaten en sus miembros? Codician y no tienen, matan y arden de envidia, y no pueden alcanzar; combaten y luchan pero no tienen lo que desean, porque no piden. Piden y no reciben, porque piden mal, para gastar en sus deleites.” (Santiago 4:1-3).

Vemos que él describe no solo nuestro problema con el otro ser humano, sino aun nuestro propio problema interior. Y luego nos da una razón fuerte y dolorosa de nuestra realidad... de nuestro adulterio espiritual... “Oh almas adulteras! ¿No saben ustedes que la amistad (relación íntima) del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues, que quiera ser amigo del mundo (del sistema) se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4) ¿Porqué tan dura palabra?

Porque Dios nos anhela celosamente! “¿O piensan que la Escritura dice en vano: El Espíritu que El ha hecho morar en nosotros nos anhela CELOSAMENTE!.” (Santiago 4:5)

¿Y qué es lo que nos provee esperanza? SU GRACIA! Cuando reconocemos que de nada nos sirve la soberbia, sino que lo que más le agrada a El, además de la fe (Hebreos 11:6) es la humildad: “Dios resiste a los soberbios (rebeldes, arrogantes, altivos, orgullosos, etc.), pero... “da GRACIA a los humildes.

Pastor, ¿y cuál es entonces la solución? SOMETERNOS A DIOS! Pues el someternos a Dios, el humillarnos ante El, el reconocer nuestra bajeza, nuestros pecados, nuestro orgullo, nuestras vanidades, y nuestra humana debilidad, es lo que nos prepara, nos equipa, para poder resistir al diablo (el pecado, la maldad, la iniquidad, etc.) Y eventualmente el diablo huirá de nosotros. Esa es la misma fórmula toda vez que enfrentemos el dilema de nuestro propio pecado, de nuestra desobediencia, de la tentación para así vencer.

Tengo que reconocer que toda vez que le fallo a Dios, es sencillamente, porque no me he sometido a El, en alguna área de mi vida.

Pastor, pero, ¿cómo resuelvo el asunto interior, mi dilema interno, mi lucha interna? ACERCANDONOS A DIOS... (Santiago 4:8) “Acercaos a Dios y El se acercará a ustedes...” Es un asunto de una íntima relación: Dios dice; “Si te acercas a mí, pues lo inmediato de esa acción es que yo me acerco a tí.” Dios NUNCA se aleja, somos nosotros los que nos alejamos. Dios siempre está en el mismo lugar, en Su trono de Gloria: “Acercaos, pues confiadamente al trono de la gracia...” Porque al acercarnos a Dios, por motivo de su gracia, por asunto de su santidad y de su pureza, como pecadores podremos limpiar nuestras manos y purificar nuestros corazones, pues SOLO en la presencia de Dios encontramos la suficiente gracia, amor y perdón para ser limpiados. “Pero si confesamos nuestros pecados, EL es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de TODA maldad.” (1 Juan 1:9)

Luego de limpiarnos, entonces podremos afligirnos de corazón, lamentarnos en nuestra alma y llorar en arrepentimiento sincero delante de su presencia. Y tal vez por un momento es su ira. Y nuestra risa se convierta en lloro y nuestro gozo en tristeza al reconocer Su Majestad, pero a la mañana vendrá la alegría y nos nacerá el sol de justicia. Porque es CRISTO en nostros LA ESPERANZA de GLORIA! Hay esperanza solo en Cristo!

Hay esperanza en Dios

https://www.youtube.com/watch?v=HWdtOqp3RkU

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